Sistemáticamente
nuestro bosque nativo en Chile de norte a sur, desde la llegada de los
conquistadores españoles, ha sido exterminado y lo sigue siendo y en estos últimos
años por un afán netamente comercial que impulsa su destrucción y reemplazo por
plantaciones de pino y eucaliptus en sus diferentes especies, todas ellas
provenientes de otros países.
Bajo una
plantación de pino o eucaliptus no crece la vida a diferencia de la
biodiversidad que podemos encontrar a la sombra del bosque nativo.
Los tipos de hoja
que tienen las especies del bosque nativo son del tipo caducas razón por la
cual van formando un colchón a nivel del suelo mismo que al pudrirse enriquecen
el suelo mejorando la nutrición del mismo bosque y además da cobijo a infinidad
de insectos que ayudan al proceso de transformación de la capa vegetal, misma
que ayuda al crecimiento de otras plantas.
En la plantación
de pino o eucaliptus las agujas del mismo, por su estructura leñosa, al caer al
suelo no tiene proceso de pudrición y lo que es peor acidifican el suelo no
permitiendo el crecimiento de otro tipo de vegetales, tampoco atrapan el agua
de lluvia que corre por las laderas produciendo erosión.
El follaje de los
pinos y eucaliptus al no ser frondoso y por las estructuras de sus ramas es un
pobre habitat para las aves voladoras, sus nidos
quedan expuestos a otros depredadores, por lo tanto en una plantación de pinos
o eucaliptus no encontramos aves, tan útiles para el ciclo de reproducción de
las semillas de las especies vegetales por un lado y el efectivo control de
plagas de insectos que desarrollan por otro, esto mismo aplica para las
especies animales, se podría decir que una plantación de pinos o eucaliptus no
es amistosa con el medio ambiente. Además consumen mucha agua.